2021
Valor: ESCUCHA
Florecilla: Vivo el silencio para ESCUCHAR la voz de Dios en las situaciones de la sociedad, mi familia, mi colegio y mis amigos.
Iluminación bíblica:
“Habiendo entrado el ángel
donde ella estaba, le dijo Dios te salve, llena
de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre
las mujeres, bendito el fruto de tu vientre Jesús”
María era una joven que vivía en Nazaret, día a día cumplía sus labores cotidianas, llevaba una vida tranquila y sencilla. Desde joven tenía una gran sensibilidad a Dios y era fiel a sus mandatos.
Durante esta semana, María nos enseñará a vivir la ESCUCHA como la única manera de reconocer la voz y la presencia de Dios en la vida. En el silencio contemplativo de su vida María sabe ESCUCHAR la voz de Dios y reconocer los llamados que el constantemente le hace. Caminando de su lado aprenderemos a ESCUCHAR a Dios que nos habla en los acontecimientos de la vida y en las personas.
¿Qué ruidos necesito silenciar para ESCUCHAR la voz de Dios?
¿Qué realidades de mi vida y de mi entorno necesito ESCUCHAR?
Valor: APERTURA
Florecilla: ABRO MI CORAZÓN para percibir lo que pasa a mi alrededor, hago todos los días en familia una oración por esas situaciones que me preocupan y me generan dolor.
Iluminación bíblica:
“Ella se conmovió al oír estas palabras, y
consideraba qué significaría este saludo. Y
el ángel le dijo ¡No temas, María!, porque has
hallado gracia delante de Dios concebirás en tu
seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará eternamente sobre la
casa de Jacob, y su reino no tendrá fin”
María no entendía lo que estaba pasando, las palabras del Ángel le hicieron sentir temor y confusión. Pero, aun así, ella supo sentir la presencia de Dios y logró superar el miedo para poder abrir su corazón. ¿Era fácil lo que Dios le pedía? ¡no! Pero su corazón se hizo disponible para comprender el llamado que Dios le estaba haciendo. Su corazón se conmovió al sentirse elegida de Dios y esto le dio la fuerza para responder. En la escuela de María aprendamos durante esta segunda semana a abrir nuestro corazón, que muchas veces se cierra no solo a los demás sino a Dios mismo. Abrir el corazón para que lo miedos que hay en nosotros no nos paralicen, para dejar que Dios habite nuestra vida y nos dé así el valor y la valentía de decidirnos por Él.
¿Qué miedos hay en mi corazón? ¿Qué cosas impiden que Dios habite en mí?
¿Mi corazón es sensible a la voz de Dios y las necesidades de los demás?